La crisis de sequía que enfrenta Chile es una señal clara de que debemos cuidar nuestros recursos naturales de manera más eficiente. Los ríos, lagos y acuíferos de nuestro país están siendo sobreexplotados, lo que agrava la falta de agua. La agricultura y la industria requieren grandes cantidades de agua, pero muchas veces no se gestionan de manera sostenible. Esto, sumado al aumento de la demanda de agua potable debido al crecimiento de la población, ha generado una presión sin precedentes sobre los recursos hídricos.
Uno de los principales problemas es la deforestación, que afecta directamente al ciclo del agua. Los bosques nativos actúan como esponjas que retienen el agua, ayudando a mantener los acuíferos llenos y a regular las lluvias. Sin embargo, la expansión de la agricultura y la urbanización han reducido las áreas boscosas, lo que ha provocado un aumento de la erosión del suelo y una disminución de la capacidad de retención de agua. La conservación de los ecosistemas es esencial para garantizar que las futuras generaciones puedan seguir disfrutando de un acceso adecuado a agua potable.
Es crucial que el cuidado del agua se convierta en una prioridad tanto a nivel gubernamental como individual. Las políticas públicas deben enfocarse en la protección de las cuencas hidrográficas, la reforestación y la promoción de prácticas agrícolas sostenibles. A nivel personal, todos podemos contribuir cuidando los recursos desde casa. Esto incluye no solo el ahorro de agua, sino también evitar la contaminación de fuentes de agua, como ríos y lagos, al reducir el uso de productos químicos y plásticos que terminan en el medio ambiente.